Este fin de semana, Montiel retrocedía más de 700 años en la historia para volver a recrear una batalla que enfrentó a dos hermanos y que cambió el devenir de lo que más tarde sería España. También, como ya viene siendo costumbre, unos cuantos locos se vistieron de Blasa para subir al Castillo de la Estrella en la Carrera Pedestre Batalla de Montiel.
Así, entre cervezas, viandas y gaiteros, dejé a los Tuercelindes en el Montiel del siglo XIV y me volví a casa pensando en la Media de Bolaños, última carrera antes del Maratón de Madrid.
Iba a ser el único tuercelindes (de corto) en el pueblo de Doña Berenjena Berenguela, así que en el calentamiento me uní a Gabi para hacer la tarea. Teníamos que hacer un par de kilómetros antes de la carrera para completar la tirada larga que tocaba el domingo. Mientras, planteamos un poco la carrera. Queríamos ver si las #PalizasPatrocinadas daban sus frutos y bajábamos los tiempos un poco.
Antes de la carrera, Casimiro (de Fondistas) decidió venirse conmigo. «A ver si me vas a engañar y vamos a ir más deprisa», me dijo. Yo pensaba que le iba a durar un asalto y que en unos cuantos kilómetros se marcharía.
El recorrido, para mí uno de los más duros del Circuito, combina asfalto con un par de salidas al campo, falsos llanos interminables y dos kilómetros finales en los que piensas que no llegas nunca a meta. En el público, los ánimos de la familia en la plaza y de los «entrenadores» Jose Arias y Julián Ordóñez en el Castillo de Doña Berenguela nos llevaron en volandas.
Y con la ayuda de Casi, que como decía él «nos hemos ido aguantando muy bien», conseguí bajar más de cuatro minutos mi marca personal en media maratón.
Ahora toca pensar de nuevo en las #PalizasPatrocinadas con Gabi y en los rodajes largos de cara a la Maratón.