Viendo que el pasado fin de semana no podríamos subir a Alarcos a hacer cuestas, aprovechamos el puente para escaparnos y visitar la Reserva Nacional del Cíjara, en La Siberia extremeña. Casi dos horas de coche, cruzando los Montes de Toledo, que merecieron la pena.
Como parte de la expedición de Mejor Así Ciudad Real por tierras extremeñas, hemos disfrutado de unos días de deporte y descanso, sin ordenadores ni cobertura. Aunque casi todos hicieron rutas en bici, otros estuvimos dándole a las patejas subiendo cerros.
El primer día, me fui de avanzadilla buscando un sitio por donde poder pasear el domingo. Ya desde la salida de Guadisa, la carretera iba subiendo hacia la presa del Embalse de Cíjara. Una subida con pendiente constante que se hacía llevadera. Desde la presa iba mirando hasta donde tenía que subir y solo esperaba que el camino fuese largo y me dejase respirar la cuesta arriba.
Después de un tramo de carretera, comenzaba la subida a través de pistas. Un kilómetro con una pendiente media del 14% y bastantes piedras sueltas, que tuvo su recompensa en las vistas que pude disfrutar desde arriba. Una vez arriba, di una vuelta entre los pinos y subí a la caseta del guarda.
Unas vistas increíbles del embalse, construido en 1957, y de un paisaje bien diverso, mezclando los bosques de pinos plantados tras la construcción del pantano con las encinas y el monte bajo propios de la zona. Desde lo alto, se ven al fondo los Montes de Toledo y la Sierra de Guadalupe.
De vuelta al Poblado de Guadisa, al pie del embalse, pude disfrutar de la compañía de tres cervatillos que corrían en el camino unos metros por delante y que rompieron la soledad del corredor (ésa de la que habla Gabi).
El resto de la estancia contó con senderismo, turismo e incluso tenis, pero sobre todo contó con buena compañía.
Track en Garmin Connect